Barcelona, 12 de junio de 1993
No he podido dejar de recordaros a través de nuestro primer gran cuento imaginado colectivamente y soñado junto al olor antiguo de una tiza.
Desde entonces han caído lluvias torrenciales y puede que haya avanzado el desierto, pero nada importa si habéis conseguido levantar nuevas acequias, mantener unidos a todos los “GLU-GLÚS” del bosque, respetar las meditaciones del CONSEJO DE ANCIANOS, utilizar la astucia del zorro y premiar valorando la fuerza del asno.
El “GRAN ROBLE” me ha dicho que habéis aprendido que una tierra para que sea fértil tiene que tener su hora de frío y su hora de calina y que las cuatro estaciones cumplen su ronda inequívoca: SILENCIO, EMOCIÓN, EXUBERANCIA Y FEROCIDAD. También me ha dicho que él seguirá en el mismo sitio porque es MILENARIO y aunque acogerá a los nuevos habitantes del bosque, vuestra aventura es inolvidable y perdurará a lo largo de los tiempos.
Hay vidas que fueron hechas para vivirlas y aquellas cosas que tomaron cuerpo, aunque ya sean pasado, nos pertenecen y aguardan en la recámara caliente de los sentimientos; por eso vuestros innumerables nombres me provocan descargas afectivas en las entretelas y en las neuronas de mi sólida memoria. Hubiera sido aburrido vivir momentos con vosotros y entre vosotros para que ahora nos hundiéramos en nuestra propia vida y en nuestro propio silencio. Estoy seguro que dentro de MIL AÑOS nos reconoceremos.
Que los DIOSES CÓSMICOS os sean benefactores y que llenéis vuestros mundos de SOLIDARIDAD.
¡Un fuerte abrazo!
Miguel Ángel Coque
No hay comentarios:
Publicar un comentario